jueves, 14 de abril de 2011

Meditación Auténtica - Adyashanti








La verdadera meditación no implica dominar ninguna técnica, sino dejar de controlar. Eso es la meditación. Cualquier otra cosa será algún tipo de concentración. La meditación y la concentración son dos cosas diferentes. La concentración es una disciplina; es una forma de dirigir nuestra experiencia o de controlarla. La meditación es la liberación del control, es dejar de guiar nuestra experiencia. La base de la Meditación Auténtica es dejar de controlar.

Dejar de controlar resulta algo inmenso para el ser humano. Decir "simplemente deja de controlar" suena fácil, pero la totalidad de nuestra estructura psicológica, de nuestro yo psicológico, de nuestro ego, está constituida sobre una base de control en casi todos los seres humanos. El hecho de pedirle a la mente o al ego que dejen de controlar es, por tanto, una idea revolucionaria. Cuando dejamos de controlar, aunque tan solo sea por un momento, surgen ciertos miedos y ciertas dudas ocultas. La mente dice: "¿Qué pasa si dejo de controlar y no sucede nada?". Por eso nos solemos aferrar a alguna técnica o disciplina, pues la mente teme que no pase nada si deja de controlar.

En Meditación Auténtica sugiero que miremos de verdad, que consideremos la meditación como una investigación. La Meditación Auténtica no se basa tanto en una técnica, sino en una investigación personal sobre lo que ocurre cuando empiezas a renunciar al control y permites que todo sea tal y como es (una investigación en tu cuerpo, en tu mente, bajo tu autoridad, bajo la autoridad de tu experiencia). Se trata de una investigación sobre lo que ocurre cuando dejas que tu experiencia sea exactamente la que sea, sin tratar de cambiarla. En vez de una técnica, la Meditación Auténtica es realmente una investigación. ¿Qué pasa cuando dejamos de controlar y manipular?

Más allá del meditador

El segundo aspecto de la Meditación Auténtica es la indagación meditativa. La indagación meditativa es la práctica de introducir una pregunta (una pregunta espiritual llena de poder y de significado) en el estado mental meditativo. No se trata de hacer una antigua pregunta, sin más; hacemos preguntas que tienen un valor real, preguntas que tienen el poder de atravesar las capas de los condicionamientos para alcanzar nuestra naturaleza esencial. La pregunta más poderosa que nos podemos hacer es "¿quién soy yo?, ¿quién es el meditador?" Esta pregunta termina con cualquier tipo de control de la experiencia por parte del ego. Nos preguntamos "¿quién está controlando la experiencia? ¿quién está meditando?". Meditamos, sobre todo, para poder ir más allá del meditador, más allá del ego o de la mente. Mientras el meditador siga controlando, las posibilidades de ir más allá de la mente o del ego serán pocas. Por eso, la práctica de la Meditación Auténtica consiste en liberarse del meditador. El comienzo de la meditación te invita a deshacerte del control y a dejar que todo sea tal y como es. Esta práctica desconecta al meditador. Si el meditador no hace nada, se libera sin más del control, deja de intentar cambiar algo.
Cuando decimos "meditador" debemos darnos cuenta de que el meditador es el que controla. El meditador es el que intenta, es el manipulador, el que hace el esfuerzo. Y el meditador tiene una gran implicación en casi todos los estilos de meditación. La mente tiene algo que hacer y algo que dominar ¡y eso le encanta! A la mente le encanta tener que dominar algo, pues así sigue manteniendo el control. Pero para que un estilo de meditación sea relevante en términos de despertar espiritual (para despertar a la verdadera naturaleza de quien somos y de lo que somos), debemos ir más allá del meditador, más allá del controlador, más allá del manipulador.

¿Sirven de algo las técnicas de meditación?

Mucha gente, yo mismo incluido, procedemos de diversas tradiciones en las que aprendemos a meditar a través de una técnica. Aprendemos diversas formas de control, como la de concentrarnos en la respiración o en diferentes partes del cuerpo.
En la tradición zen, generalmente, nos concentramos en la zona que se encuentra justo debajo de las fosas nasales. A menudo aprendemos a sentarnos en una determinada postura, con la espalda derecha, y a respirar de una determinada forma. Esas técnicas y disciplinas se llevan enseñando cientos y miles de años, y no no les resto valor o mérito. Lo tienen. Lo que digo, sin embargo, es que cuando nos deshagamos de esas técnicas, cuando empecemos a dejar de concentrarnos, nos podremos acercar al estado natural de nuestro ser. Estas técnicas suelen oscurecer nuestro estado natural de conciencia. Al principio de mis retiros suelo decir que sé que cada persona sigue un estilo para meditar o para concentrarse,. Algunas personas repiten un mantra, otras observan la respiración. Algunas realizan prácticas de visualización. Lo que digo al grupo es que hacen bien en implicarse en estas prácticas al inicio de la sesión de meditación.Son medios perfectamente adecuados para traer la mente al momento presente. Te permiten reunir la energía y las fuentes físicas de la mente activa en el aquí y el ahora. No obstante les propongo que, en cualquier periodo de meditación, se den también un espacio para deshacerse de la técnica que estén usando. Si estoy observando la respiración, también experimentaré lo que sucede cuando deje de observarla. ¿Qué pasa cuando dejo de observar la mente? ¿O de repetir un mantra? Estas prácticas nos pueden ayudar a traer nuestra atención al momento presente; ahí reside su valor principal. Pero cuando la atención ya esté en el presente, tendremos la oportunidad de deshacernos de estas técnicas para empezar a investigar el estado natural de nuestro ser.

He comprobado que, si no prestamos atención, estas antiguas tradiciones y técnicas (o aprendí muchas, y de hecho tienen un gran valor), se convierten a menudo en un fin en lugar de en un medio para alcanzar un fin. Pero, en último término, la espiritualidad no tiene nada que ver con la observación de la respiración. Tiene que ver con el despertar del sueño de la separación y con la comprensión de la verdad de la unidad. Ene esto consiste, y si nos vinculamos con fuerza a la técnica, podríamos llegar a olvidarlo. Por tanto, podemos comenzar con una pequeña técnica, con una pequeña observación de la respiración, con la recitación de una oración, con la repetición de un mantra o con una visualización; pero yo siempre propongo pasar relativamente rápido a preguntarnos qué sucede cuando permitimos que todo sea lo que es. En ese momento iniciamos el paso del control mental a la Meditación Auténtica. Es una transición revolucionaria. He conocido a muchas personas que la han olvidado. Han olvidado que el instante en el que pueden dejar de controlar (y deberían hacerlo) llega relativamente rápido.




Adyashanti - Meditación Auténtica

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