jueves, 26 de enero de 2012

La importancia de las raíces

Todos sabemos que una planta solo puede crecer firmemente cuando sus raíces se encuentran sanas y bien introducidas en la tierra, absorbiendo los nutrientes que ésta le proporciona. Para el ser humano, sucede de igual manera. Sólo reconociendo y aceptando nuestro pasado, por difícil que nos parezca, podremos crecer en  madurez y sabiduría, pues de otra forma, quedarán sombras y bloqueos que pueden impedirnos el sano fluir de nuestro curso por el sendero de la vida. Recordemos que nosotros, en este momento, somos el resultado final de una cadena de seres que nos han precedido, en los que nos apoyamos, consciente o inconscientemente. Nuestros ancestros perduran en nuestra memoria genética y su transmisión energética surte efectos, a veces, durante varias generaciones. Con la finalidad de caminar más ligeros y hacernos más conscientes, será bueno que hagamos una revisión de nuestro árbol genealógico, comenzando por los predecesores más cercanos: padres, abuelos, bisabuelos... y sus familias. Conociendo la historia de nuestras raíces, podremos comprender mejor la nuestra propia. Conociendo cómo fueron sus vidas (cómo amaron, sufrieron, se ocultaron, se mostraron, se relacionaron unos con otros, cuáles fueron sus creencias, sus costumbres, etc...) podremos entender mejor cómo se desarrollan las nuestras.

En la mayor parte de las culturas se ha venerado a los ancestros, especialmente en la antigüedad. En la cultura occidental, cada vez se profesa menos culto a los antepasados, por haberse vuelto la nuestra, una sociedad basada en el consumo y en el "hacer", en la tecnología y en "matar el tiempo", en lo vacío de contenido, en el ocio banal, en su mayor parte... Sin embargo, es importante que nos hagamos conscientes de la importancia de recuperar una costumbre tan sagrada como la de venerar a nuestros ancestros y respetar a nuestros ancianos, honrándolos como merecen, por el hecho de habernos precedido y habernos dado la oportunidad de estar vivos aquí y ahora.

Bert Hellinger, el creador de las Constelaciones Familiares, escribió obre la importancia de tener en cuenta este aspecto. En uno de sus libros "El Amor del Espíritu. Un Estado del Ser", desarrolla este tema explicando bien la importancia de conocer lo que él llamó "Los órdenes del Amor". Según Hellinger, en el seno de la red familiar, existe un orden inexorable. Cuando este orden es alterado, se producen conflictos que pueden perdurar durante generaciones, sin que ninguno de los miembros llegue a ser consciente de la causa de origen. 
Los padres, dan; los hijos, reciben y darán, a su vez, a sus propios hijos. Así se produce una compensación, de arriba hacia abajo. Los padres dan la vida, los hijos la reciben y la dan a los suyos... Y así se van enlazando los eslabones de la cadena, como una esfera de oro que se va pasando de generación en generación, de padres a hijos. Los hijos debemos honrar a los padres por habernos dado la vida, aun a pesar de que lo difícil que pueda llegar a ser para algunos hijos el llegar a este estado de reconocimiento y honra. No se trata de aprobar el comportamiento que hayan tenido los padres, ni de juzgarlos por haberlo hecho bien o mal, sino de llegar a una comprensión profunda y a un perdón que nos libera de las cadenas del rencor y del desarraigo. Sólo perdonando (entendiendo perdón como estado de comprensión profunda) podemos llegar a sentirnos libres y a sanar también nuestros lazos familiares.

"Sólo quien también encara las fuerzas oscuras y asiente a ellas, se encuentra unido con sus raíces y con la fuente de su fortaleza. Tales personas son más que buenas o malas: están en sintonía con algo más grande, con su profundidad y con su valor."

Somos el extremo de una cadena. Existe un destino que nos conduce como el agua del río es conducida hacia la mar. "Tanto para lo bueno como para lo malo, nos hallamos expuestos a un destino incalculable que, independientemente de nuestra bondad o maldad, decide sobre nuestra muerte y vida, salvación y desgracia, sanación o perdición." "Yo no soy quien determina el destino, sino que es el Destino el que me determina a mi." Está en nosotros el hacernos conscientes de ello, el aceptar humildemente y dignamente nuestro lugar: el que nos corresponde, y no otro. Los hermanos mayores vienen primero, los demás, según el orden de llegada; orden que habrá de ser respetado y tenido en cuenta.

Cada persona, debe ocupar su lugar en la red familiar y todos y cada uno de los miembros de la familia tienen el mismo derecho a la pertenencia a ella. El rechazar a un miembro de la familia, tiene sus consecuencias ineludibles y en ocasiones indeseables. Todos tenemos derecho a la pertenencia.

(...Continuará)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Decretos ¿Qué son? ¿Para qué sirven? ¿Cómo se decreta?

Los decretos son afirmaciones positivas que realizamos repetidamente, cada día, para ir "grabando" en nuestra mente un nuevo "programa" que nos conduzca a desarrollar y mantener un punto de vista más optimista sobre nosotros mismos y nuestra realidad, al tiempo que nos estimula y motiva a "crear" esa realidad que deseamos en lo más profundo de nuestros corazones.

Basándonos en la frase "creer es crear", nos formulamos frases positivas sobre nosotros mismos hasta que creemos en ellas y así creamos situaciones que nos son favorables, que nos llegan porque están en sintonía con ese nuevo programa mental más positivo.



Lo de afuera influye en lo de adentro, y viceversa. Todo está en interrelación. Trabajamos de dentro a fuera y de fuera hacia dentro.
En el proceso de trabajo interior, todo cuenta.
Tan importante es, por ejemplo, mantener el orden de nuestra casa exterior como de la interior, pues una cosa es reflejo de la otra. Si nuestra casa está repleta de trastos inservibles, poco nuevo puede caber en ella. Si nuestra mente está atorada con montones de pensamientos-basura, poco de lo nuevo puede absorber. Si quieres ver claro, empieza por limpiar los cristales de tus ventanas.

En la meditación, conectamos con nuestra Esencia, con nuestro Ser, con la llamada Conciencia Testigo, que es una parte de nosotros que observa lo que sucede de una manera imparcial, sin enjuiciar, sin involucrarse... La Conciencia Testigo observa los pensamientos transcurrir como si fueran troncos flotando sobre el río, que son arrastrados por la corriente. O bien, como si fueran nubes que aparecen y se disuelven en el cielo azul.
Se nos solicita, cuando meditamos, que esbocemos una sonrisa. Una sonrisa, no sólo interior, sino también exterior. La sonrisa de la "Monna Lisa", esa típica sonrisa de los Budas. Esto es así porque, como lo de afuera influye en lo de adentro, el simple hecho de esbozar una sonrisa, hace que también por dentro sonriamos. Es muy difícil estar enojados mientras esbozamos una sonrisa apacible. Haz la prueba. Sin embargo, si por el contrario, pusiéramos cara de enfado y mantuviéramos una expresión de ceño fruncido y tensión en el rostro, acabaríamos sintiéndonos enfadados sin saber por qué.

Es así que cuando repetimos frases afirmativas o decretos, estos acaban calando en nosotros y surtiendo un efecto estimulante en nuestras vidas, pudiendo de esta forma “reprogramar” nuestro sistema operativo para que funcione a favor de una vida más sana y positiva. Se trata de navegar con el viento a favor. Aprendamos a ser buenos capitanes de nuestro barco.

Veamos, pues, cómo se decreta.

En primer lugar, las frases han de ser formuladas en tiempo presente de indicativo, y en primera persona.
No valen frases del tipo: Pronto habré superado mi adicción al tabaco, sino más bien: Soy un ser libre. Me siento rebosante de salud. Mis pulmones están limpios y sanos. Disfruto de respirar aire puro y con cada inspiración, mis pulmones se llenan de salud…
En lugar de expresar una frase del tipo: Mi hija y mi marido me aman y me comprenden, deberá ser indicada en primera persona: Me siento amada y comprendida por mi hija y por mi marido.

Cada día, escribiré en mi cuaderno, al despertar, tres decretos positivos sobre mis deseos más profundos, por ejemplo:
- Encuentro el propósito de mi vida.
- Me siento llena de energía vital y motivación para emprender el día.
- Me siento reconocida y respetada por mis compañeros de trabajo.
- Disfruto de una alta autoestima. Me siento satisfecha conmigo misma y agradecida por los dones y por las cualidades que me han sido otorgadas.
- Realizo las tareas de cada día con amor y motivación.
- Mis relaciones sexuales son cada vez más maduras, conscientes y satisfactorias.
Estos decretos, pronunciados al despertar, te ayudarán a emprender el día de una manera más positiva. Si eres constante, se irán grabando en ti estas frases e irán sustituyendo a las otras del antiguo programa destructivo. Recuerda cuántas veces te has dicho frases del tipo: "Uf... un lunes más: qué asco. Vuelta al trabajo", “es inútil que lo intente, seguro que no me dan el aumento de sueldo”, o bien “seguro que no voy a encontrar trabajo” o “con tanta gente, a mí seguro que no me eligen”, etc…

Ya que con el programa “viejo” no nos ha ido nada bien ¿por qué no intentar grabarnos uno mejor?... Para eso, ayudan los decretos. Escríbelos, pronúncialos en voz alta. Incluso, escríbelos en una hojita o una pequeña nota, que puedas mirar durante el día, para recordarte a ti misma las frases pronunciadas. Te animo a hacer la prueba.

En la Escuela de Terapia Transpersonal, realizamos un programa que se llama “Educación de las Emociones*”. Se trata de un proceso muy potente que dura 40 días. Se nos entrega una maleta que contiene 40 sobres, cada uno con un trabajo diario: un texto para leer y reflexionar, y para contestar algunas preguntas, que nos van conduciendo a una comprensión cada vez más profunda de nuestro programa mental, de nuestro carácter y personalidad, de nuestra manera de interpretar el mundo.
En este programa, de Educación de las Emociones, entre otras cosas, cada día debemos escribir algunas frases llamadas “Nacimientos”, referidas al “nacimiento a una nueva vida” que estamos creando a través de nuestra reprogramación. Estas frases son, como los decretos, expresadas en positivo y en primera persona, como si ya el hecho que se expresa fuera una realidad.
Dentro de este programa, además de los “nacimientos a una nueva vida” (unos cinco, también por las mañanas), escribimos los tres decretos que consideremos intuitivamente más indicados para el día que se nos presenta por delante. Al final del transcurso de esos 40 días, notas que, efectivamente, algo se ha transformado en tu interior. De alguna manera, ya no eres la misma persona que lo comenzó. El despertador ha sonado... comienzas a abrir los ojos a una nueva realidad mucho más amplia. Has subido un peldaño...

La Educación de las Emociones © es un método de trabajo creado y divulgado por la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal. Como alumna y terapeuta de la Escuela, cuento con la autorización para utilizar el mismo con la persona que lo solicite. Si estás interesada/o en precios y método, ponte en contacto conmigo, sin compromiso.








miércoles, 22 de junio de 2011

Personas que inspiran - La cerámica como terapia



Conocí a Nicholas Davies hace algunos meses en el Centro Noray, lugar donde mi amigo y terapeuta floral José Antonio, ejerce su hermosa profesión. Acudí allí con mi amiga Rocío para formar entre los tres un grupo de práctica de inglés dirigida y moderada por Nik (Nicholas). Se trataba de reunirnos una vez a la semana un par de horas para conversar en inglés sobre nuestros temas de terapias, siendo corregidos por Nik.
Continué acudiendo durante cierto tiempo, pues me parecía muy interesante el aprender a exponer los temas sobre terapia transpersonal en inglés, ya que nunca se sabe donde va a ir a parar una, y el dominio del inglés siempre puede resultar útil. José Antonio está ensayando para impartir conferencias en inglés, y su temática también me resulta muy interesante, con lo cual, las reuniones resultaban siempre enriquecedoras.

Un día, Nik me comentó que él tenía un taller de cerámica junto al Camping de Roquetas de Mar y que allí daba clases tanto de cerámica como de inglés, o ambas a un tiempo. Me pareció algo sumamente atrayente el combinar el aprendizaje y práctica del idioma con el desarrollo de una actividad artística tan hermosa como es el trabajo con la arcilla... y decidí acudir a su taller una vez por semana, durante un par de horas.

¡Qué gran descubrimiento! Nik y el trabajo con la cerámica se han convertido en una actividad casi primordial para mi bienestar psíquico. El trabajo con el barro es una maravillosa meditación y Nik un increíble terapeuta.
Durante dos horas, que se pasan demasiado rápido, hablamos en inglés, al tiempo que vamos creando maravillosos objetos artísticos, como las tazas de inspiración japonesa que ahora realizo extasiada y sorprendida de mi propia habilidad... gracias a Nik.

Nik escucha paciente y amorosamente mis relatos, lo que pienso sobre esto o aquello, mis deseos y temores más profundos... A veces sonríe y me da su parecer. Prepara el té y lo tomamos tranquilamente al tiempo que la arcilla va adquiriendo en mis manos formas insospechadas...

Me cuenta cómo las emociones juegan un importante papel en el trabajo artístico y cómo cuando está enfadado puede ver materializado el enfado en sus obras y la gran liberación que esto produce. Así mismo sucede cuando se siente triste, alegre, sereno... la arcilla va tomando formas que responden a esas emociones e incluso las diferentes herramientas que utiliza y la decoración que elige tienen que ver con su estado de ánimo.

Él siempre se muestra sereno y sonriente. Hace poco ha sido padre de un precioso bebé, Teo Willow, y se siente muy feliz. ¡Enhorabuena Nik y Patricia por este feliz acontecimiento!

Desde estas líneas quiero agradecer a Nik por servirme de inspiración cada vez que acudo a su taller y cada vez que recuerdo estos gratos momentos de meditacíon creativa + aprendizaje del idioma. Gracias Nik!
¡Qué gran oportunidad es el aprender inglés de esta manera! ¡Sin libros de gramática y aburridos ejercicios y con desarrollo de la propia creatividad! ¡Enhorabuena por la original idea!

Nicholas Davies: nicholasdavies@gmail.com

José Antonio Sande: www.terapiafloralnoray.jimdo.com

jueves, 16 de junio de 2011

El Río del Dragón de Nueve Cabezas - Peter Matthiessen



La meditación no tiene nada que ver con la contemplación de los enigmas eternos, o de la propia insensatez, ni siquiera del propio ombligo, aunque pueda aportar una visión más clara de todo ello. No tiene nada que ver con ningún tipo de pensamiento, con nada en absoluto, en realidad, sino con intuir la verdadera naturaleza de la existencia, que es por lo que ha aparecido de una u otra forma en casi todas las culturas conocidas por el hombre. El bosquimano que contempla extasiado el fuego, el inuit que utiliza una piedra afilada para dibujar un círculo cada vez más profundo en la superficie plana de una roca, alcanzan la misma extinción del ego (y el mismo poder) que el derviche o el danzarín sagrado de los pueblos indios. Entre los hinduistas y los budistas, la comprensión se alcanza mediante la calma interior, que se logra normalmente mediante el estado de samadhi del yoga sentado. En la práactica tántrica el discípulo puede desplazar el ego llenando todo su ser con el objeto real o imaginario de su concentración; en el zen, uno busca vaciar la mente, devolverla a la quietud clara y pura de una concha marina o un pétalo de flor. Cuando el cuerpo y la mente se unifican, entonces todo el ser, completamente liberado de intelecto, emociones y sentidos, experimenta que la existencia individual, el elgo, la realidad de la materia y los fenómenos sólo son disposiciones efímeras e ilusorias de moléculas. El yo fatigado de máscaras y pantallas, defensas, prejuicios y opiniones que, sustentado por ideas y palabras, se imagina que es una especie de entidad (en una sociedad de entidades semejantes) puede desaparecer súbitamente, disolverse en el flujo informe en que conceptos tales como muerte y vida, tiempo y espacio, pasado y futuro, carecen de significado. Existe sólo un brillo perlino de Vacuidad, lo No creado, que no tiene pincipio, y por lo tanto, tampoco fin. Lo mismo que el muñeco bodhidharma de base redonda que vuelve siempre a su centro, la meditación representa la base del universo a la que todo vuelve, como en la quietud de la ncohe plena, la quietud entre las mareas y los vientos, la quietud del instante previo a la Creación. En ese Vacío, este estado de reposo dinámico, sin trabas, se halla la realidad última, y ahí renace la verdadera naturaleza propia, en un regreso de lo que los budistas llaman "gran muerte". Ésta es la Verdad de la que habla Milarepa.

El Río del Dragón de Nueve Cabezas - Peter Matthiessen
 ...

Antes que el cielo y la tierra
Había algo nebuloso
aislado, silencioso
inmutable y solitario
eterno
la Madre de todas las Cosas
No sé su nombre
Lo llamo Tao

Lao zi, Tao te King

viernes, 6 de mayo de 2011

Más sobre el enfoque transpersonal

Situación actual del ser humano en el mundo

Actualmente nos encontramos atravesando una etapa en la que nos damos cuenta de que el viejo modelo social, político y económico se desmorona. Es una etapa de deconstrucción de un sistema que se nos queda obsoleto para dar paso a la creación de un nuevo modo de vida. Este transcurso entre la agonía del viejo modelo y el nacimiento del nuevo, es un proceso doloroso, pues no olvidemos que no hay transformación que no conlleve dolor. Estamos atravesando, pues, una etapa de incertidumbre, de inseguridad, de temor ante un “incierto” devenir. Los efectos de esta transición los estamos observando en el aumento del paro, la crisis económica, la crisis de las instituciones y organizaciones políticas y sociales, de las relaciones, de los valores éticos y morales, etc.
Ante esta situación, es importante recordar la importancia de “adaptarse o morir”, de ir creciendo y amoldándonos a los nuevos tiempos, fluyendo con los cambios sin quedar estancados en un estado de bloqueo y sufrimiento.

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio.” Charles Darwin

Durante mucho tiempo hemos buscado soluciones fuera de nosotros mismos: en las demás personas, en las creencias, en las instituciones… Hemos creído que cuando tuviera tal cosa, estuviera con tal o cual persona o cuando se diera tal o cual situación, estaríamos al fin “a salvo”, satisfechos y felices. Sin embargo, nos damos cuenta de que por más que busquemos la estabilidad y la plenitud en el exterior, nunca llegamos a alcanzar ese estado que tanto anhelamos. Al final, cuando conseguimos lo que creíamos importante para nuestro bienestar, nuestro objetivo se desplaza a alcanzar otra cosa, en una carrera irrefrenable, una huída hacia delante que no nos lleva más que a un sentimiento de frustración interior. Nos sentimos inquietos y siempre parece que nos falta algo.
Así las cosas, debemos plantearnos al fin la importancia de ahondar en nosotros mismos para conectar con nuestra sabiduría interior y desarrollar nuestras capacidades, de manera que el desarrollo de nuestro propio potencial pueda ayudarnos a desplegar nuestros mejores recursos ante el cambio inminente. ¿Qué podemos hacer para ello?
Ya los antiguos griegos nos invitaban a emprender una aventura de autoconocimiento; “Conócete a ti mismo”, rezaba un grabado a la entrada del templo de Apolo, en el Oráculo de Delfos. Este es nuestro reto.

¿Cómo hago para conocerme a mi mismo? En primer lugar será bueno que nos hagamos preguntas. Una pregunta fundamental es ¿Quién soy?... ¿Acaso soy ese conjunto de cualidades y defectos con los que me identifico? ¿O soy más que eso?...
Ya no se trata tanto de dar vueltas y vueltas al pasado o al subconsciente, sino de llegar a una comprensión profunda de nuestra realidad presente como seres humanos, de aprender a escucharnos,  de darnos cuenta de nuestro actual estado, de cómo nos sentimos aquí y ahora, de aprender a desidentificarnos de nuestro “ego” o personalidad (máscara) y a conectar con nuestra Esencia más profunda, a reconocernos como manifestaciones del Ser, como seres creadores con inmensas y maravillosas capacidades. La Naturaleza de la experiencia humana es ilimitada y abierta. Si observas en tu interior, descubrirás que no hay nada a lo que puedas aferrarte.

 “¿Eres tú quien está el Universo, o es el Universo el que está dentro de ti?”

Las terapias tradicionales no suelen abordar el aspecto espiritual del ser humano; sin embargo, el ser humano es un ser espiritual. Una de las razones es que en occidente hemos “ligado” espiritualidad a religión, siendo conceptos diferentes.

“No eres una criatura humana en una aventura espiritual, sino una criatura espiritual en una aventura humana”. (Theilard de Chardín)

La palabra religión procede del latín religare = unir.
La religión la entendemos como un conjunto de creencias. En nuestro caso, a pesar de haber recibido una herencia cultural religiosa positiva en algunos aspectos, también estamos marcados por ciertas creencias religiosas inculcadas profundamente en nuestra cultura, como la culpa, el pecado original, el castigo eterno, el infierno…
Pero el hecho de no profesar ninguna religión no significa el alejarse de nuestro aspecto espiritual. Es importante saber distinguir entre ambos conceptos. Se puede ser religioso sin ser espiritual y ser espiritual sin ser religioso.

Mientras que religión se asienta en la mente, en el pensamiento, en palabras y creencias, por el contrario espíritu es corazón, intuición, silencio y hondura del sentir. En realidad si la religión separa a los seres por las ideas, el espíritu los une por el amor. Si la religión jerarquiza, el espíritu unifica. Si la religión tiene a Dios en propiedad, el espíritu Es en lo divino de la propia esencia. En realidad la religión nace tan solo para transmitir la vivencia espiritual original.

Mientras que las religiones hablan de amor, la vivencia espiritual realiza a éste en la anónima e infinita hondura de cada célula. Es por ello que una gran parte de seres humanos habitantes de países desarrollados, comienzan a valorar todo aquello que los puede conducir hacia la experiencia espiritual. Los nuevos buscadores ignoran a los neopredicadores y a los credos, por muy pulidos que estos se presenten. Y poco a poco también ignoran los templos en los que se proclaman los discursos del Buda o del Cristo con toque exótico y traducción simultánea.

Bien cierto es que todos merecen el máximo respeto, los unos y los otros. Todos responden a una edad evolutiva, a una parte de la propia mente, a un íntimo proceso, a un brote de la vida inteligente, sin embargo nos recreamos en discernir lo efímero del pensamiento dual, y lo Real que supone el infinito y despierto sosiego del océano Transpersonal.
J.M. Doria

         
La meditación nos conduce a darnos cuenta de nuestro programa mental, a tomar distancia del personaje que representamos, a conectar con nuestra Esencia más profunda.


   Ser compasivos y amorosos con nosotros mismos. Abandonar el constante juicio y la autocrítica destructiva; ser amables con nosotros mismos; comprendernos, aceptarnos y amarnos tal como somos, sin pretender ser diferentes. Aceptarnos con nuestras luces y nuestras sombras.
Un gran porcentaje de nuestra personalidad está determinado por la carga genética; esto nos hace plantearnos hasta que punto somos tan responsables de lo que nos sucede… Comprendernos como partes de un Todo, de un propósito Universal, como células de un gran corpus cósmico.

No solo somos lo que creemos ser. Nos hemos identificado con un personaje, con una serie de cualidades y defectos que, al parecer, nos definen. Estos rasgos hemos ido adoptándolos a lo largo de nuestra vida a partir de “etiquetas” que nos hemos ido y nos han ido colocando. ¡Cuidado con el empleo del verbo “ser”, que puede hacer estragos!”. Comentarios del tipo “esta niña es una desordenada sin remedio”, “este chico es un desastre; no llegará muy lejos”, “eres un inepto para la música”, etc. Nos han ido formando una imagen de nosotros mismos, en la mayoría de los casos muy limitante; nos parece imposible llegar a cambiar. Sin embargo nada es estable, permanente, inamovible;  nada permanece quieto. Todo en el Universo está en continuo y permanente movimiento. Todo crece, evoluciona, fluye como el agua del río hacia el océano… y el ser humano también. Pretendemos aferrarnos a una imagen determinada de nosotros mismos para tener una sensación de identidad, pero esta imagen no deja de ser un constructo mental, no algo real, sólido y estable.

     Aprender a comprendernos y perdonarnos por nuestros errores. Los errores los cometemos por ignorancia. Los errores son una oportunidad de aprendizaje. “errare humanum est”. Todo lo que nos sucede, por terrible que pueda parecer, esconde un profundo propósito de amor. Solo a base de errores aprendemos y evolucionamos. No entender los errores como fracasos y sentirnos por ello derrotados, sino como oportunidades de crecimiento. Debemos comprender que los hechos no son ni buenos ni malos, sino neutros. Somos nosotros, desde nuestra visión dualista de la realidad los que los interpretamos como tales. Nuestra mente racional (hemisferio izquierdo) divide, segrega, analiza, califica… Aprendamos también a desarrollar nuestra parte holística, integrativa, asociativa, intuitiva (hemisferio derecho)… la que nos lleva a conectar con esa totalidad a la que intrínsecamente pertenecemos, a diluirnos en el flujo de la conciencia universal, a tomar contacto con esa otra dimensión a la que también pertenecemos…  En realidad existen muchas otras dimensiones a las que podemos acceder a medida que vamos ascendiendo de nivel de conciencia.

     Relaciones. ¿Qué tipo de relaciones queremos vivir? ¿Deseamos vivir una relación de dependencia emocional, o bien estamos preparados para compartir siendo emocionalmente independientes? ¿Deseamos vivir como “medias naranjas” o como “naranjas completas”?
Comprender la importancia de crecer en la relación, de dejar espacio al otro, de respetar profundamente esos espacios necesarios para cada ser humano; necesarios para el encuentro con uno mismo, espacios de silencio, de sereno compartir, de apertura, de expansión…
Comprender que el otro es un espejo en el que vemos reflejada nuestra propia sombra. Por eso a veces nos sentimos tan atraídos por personas que representan algo que, al parecer, a nosotros nos falta. Es esa cualidad que no hemos desarrollado nosotros mismos, que mantenemos oculta, en nuestra sombra, y que el otro encarna de esa manera tan fascinante para nosotros.
Es importante darnos cuenta de estas atracciones y saber qué es lo que está sucediendo detrás de ese “deslumbramiento”. ¿No será que estoy viendo en el otro algo que no veo en mi?...
Sabemos que pasado un tiempo – un breve periodo de tiempo – esa fascinación, ese enamoramiento va diluyéndose y entonces nos encontramos con un ser humano, con sus luces y sus sombras, sus defectos y virtudes. Las relaciones pueden ser una oportunidad de crecimiento.

Lo masculino y lo femenino
Es importante aprender a manejar las energías masculina y femenina en nosotros mismos; saber cómo funcionan una y otra para poder gestionarlas bien en nuestras relaciones.  Poder llegar a equilibrar ambas en mí mismo es fundamental para alcanzar la madurez como ser humano.

El o la terapeuta, como dicho, acompaña al ser humano que se adentra en esta apasionante aventura del guerrero o de la guerrera; esta aventura de autodescubrimiento. La misión del mismo será guiarlo a través de los distintos tramos a recorrer, encendiendo una luz donde antes había sombra, para que el guerrero pueda verse en todos sus aspectos, reconocerse y atravesar los tramos hasta alcanzar el gran tesoro que se oculta en el interior de su corazón.