Ken Wilber señala un ejercicio para despertar la el Testigo Consciente que se formula así:
Tengo un cuerpo pero no soy mi cuerpo.
Puedo ver y sentir, y lo que se puede ver y sentir no es el auténtico Ser que ve.
Mi cuerpo puede estar cansado y excitado, enfermo o sano, sentirse ligero o pesado, y eso no tiene nada que ver con mi yo interior.
Tengo un cuerpo pero no soy mi cuerpo.
Tengo deseos, pero no soy mis deseos.
Puedo conocer mis deseos y lo que se puede conocer, no es el auténtico Conocedor.
Los deseos van y vienen, flotan en mi conciencia, sin embargo no afectan a mi yo interior.
Tengo deseos, pero no soy mis deseos.
Tengo emociones, pero no soy mis emociones.
Puedo percibir y sentir mis emociones, y lo que se puede percibir y sentir no es el auténtico Perceptor.
Las emociones pasan a través de mí, pero no afectan a mi yo interior.
Tengo emociones, pero no soy mis emociones.
Tengo pensamientos pero no soy mis pensamientos.
Puedo conocer e intuir mis pensamientos, y lo que puede ser conocido no es el auténtico Conocedor. Los pensamientos vienen a mí y luego me abandonan, y no afectan a mi yo interior.
Tengo pensamientos pero no soy mis pensamientos.
Soy lo que queda, un puro centro de percepción consciente.
Un testigo inmóvil de todos esos pensamientos, emociones, sentimientos y deseos.
