Consuelo Martín es Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Ha dedicado su vida a la contemplación de la verdad, al amor a la sabiduría y a intentar transmitir sus vivencias e investigaciones en sus libros y en sus cursos.
Desde hace treinta años es directora de la revista Viveka, encaminada a despertar el discernimiento en los sinceros buscadores de la Verdad. Fruto de sus cursos y retiros, algunas de cuyas investigaciones han sido luego recogidas en libros y artículos, emerge la poderosa fuerza creadora del silencio, evidenciada en su manera de revelar, lúcida y serena a un tiempo, la presencia unitotal de lo Real allí donde y cuando se aquieta la mente.
Conocimiento y Sabiduría
Comenzaremos por analizar la diferencia entre conocimiento y sabiduría. El conocimiento es algo que se adquiere por las vías habituales sensoriales, afectivas e intelectuales. Sobre todo nos referimos con la palabra al conocimiento racional. Al ser percibido por la mente tiene las limitaciones de la mente, las limitaciones de la capacidad de ordenar datos e interpretarlos lógicamente. Como todo lo manifestado, se mueve entre los opuestos: hay un conocimiento verdadero y otro falso.
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La sabiduría no es un conocimiento, es la capacidad de la inteligencia para ver la verdad directamente. También podría hablarse en este caso de discernimiento, viveka. Es importante hacer esta distinción entre conocimiento (ñana) y sabiduría o consciencia (viñana) porque en el conocer puede haber errores de interpretación y el seguir lo falso puede arrastrar a los seres humanos al fanatismo, al escepticismo y al embotamiento de la capacidad de ver por sí mismo. Eso es imposible en la sabiduría.
Los conocimientos señalan desde fuera, desde la realidad relativa, condicionada o virtual que proyectamos inconscientes. Y solo son valiosos si, al señalar la verdad, despiertan la inteligencia semidormida. Por eso Krishna dice al comenzar el capítulo:
"Te revelaré la Verdad completa junto con la manera de vivenciarla. Y una vez que lo hayas vivido no te quedará nada más por conocer de este mundo". (B.G. VII, 2)
"Una vez que lo hayas vivido", no cuando te hayas informado de ello y lo pienses... y Sánkara apunta con acierto: "Así habla Krishna del conocimiento verdadero que va a revelar, para mantener la atención del oyente".
En efecto, la atención que irrumpe directa como un rayo desde la misma conciencia, desde la conciencia que somos, es la que abre el camino a la sabiduría. Aunque parezca que son las palabras, las ideas, las enseñanzas las que hacen crecer la sabiduría en el amante de la verdad, en el "filósofo", si observamos bien el proceso de la mente veremos que no es así. La sabiduría viene desde lo desconocido y nunca llega a ser conocida. Lo que de ella queda congelado en conocimientos no hace nunca justicia a la luz fluida abierta al infinito que hizo el camino.
Krishna habla de dos naturalezas: la objetivable que abarca todo lo conocido, todo lo manifestado, a la que denomina inferior y la superior: "aquella por la que se sostiene el universo" y que se encuentra también en lo profundo de la conciencia humana (atman - brahman).
La naturaleza manifestada es el campo (lo conocido) y el conocedor de ese campo sería lo desconocido, por lo que lo conocido llega a conocerse. La conciencia de algo es reflejo de la conciencia en sí misma. Pero no nos confundamos siguiendo las maneras habituales de conocer. En la naturaleza como objeto de conciencia se incluye todo el ámbito de lo percibido. Así se señala con exactitud que queda incluido tanto el fuego, la tierra, el agua y el aire - elementos que acostumbramos a nombrar como naturaleza o materia - como el espacio, el pensamiento, la razón y la entidad separada del "yo", a los que consideramos psicológicos. Lo que queda fuera del campo de lo conocido es el Ser, al que Krishna se refiere como él mismo. "Soy la inteligencia de los inteligentes", dice, y Sánkara explica que esa inteligencia, lejos de la astucia con la que solemos confundirla, es la "capacidad de discernimiento", la claridad para poder distinguir lo verdadero de lo falso. Y no es esta una capacidad mental (manas), no es la habilidad de combinar unos conceptos con otros. Es la transparencia mental que permite una visión directa de lo verdadero. Es el resplandor del Ser que ilumina y deshace la distorsión del pensamiento.
Los seres humanos confundidos, alucinados por las expresiones de la naturaleza, no reconocen lo inmutable que hace posible todos los cambios y combinaciones de las realidades relativas. Las combinaciones se hacen a partir de los tres aspectos: pasión o movimiento, torpeza o inercia y pureza o equilibrio. Ahí es donde se representa el gran espectáculo de la inteligencia fundamentada en la ilusión de los contrarios: el nacimiento y la muerte.
Anterior a esa representación, la luz inteligente, la conciencia es lo desconocido, lo impensable, lo trascendente. Sin intuirlo, la vida humana carecerá de sentido y estará abocada a la frustración, la evasión o la angustia existencial. Y la intuición abre un camino a la visión directa del discernimiento. En ese ámbito brilla la sabiduría. Y son atisbos de sabiduría las ráfagas de luz que, desde lo Real, atraviesan la mente personal.
Los que buscan la verdad, los que sufren, los que van tras los bienes están clamando por el Ser; pero solo "me adoran," dice Krishna, los justos. Y a continuación señala la vía directa de sabiduría para los justos. Pero, ¿quiénes son los injustos?
"Los locos y perversos no acuden a mí porque el poder de la ilusión engañosa les arrebata el discernimiento y les induce hacia los caminos perversos". (B.G. VII, 15)
Se llama perversos no a los malos, sino a los que no aciertan con el camino, engañados por la ilusión, o lo que es igual: a los que se atascan confundidos por erróneos pensamientos. El descubrir o no el camino realizador depende de la capacidad para ver la verdad más allá de emociones, ideas y creencias.
Entre los que dicen haber descubierto la verdad sobresale el sabio, el que dedica su vida a la sabiduría porque la ama por encima de todas las cosas: el filósofo para la tradición griega. El amante de la verdad última es contemplativo, "se dedica con constancia y firmeza a la contemplación única". Por sabiduría ha superado el deseo y la devoción, por sabiduría llega a la contemplación.
Si alguien dice haber descubierto la Verdad y no contempla, no es verdadero su descubrimiento. No hay sabiduría sin contemplación. Y como al contemplar se deshacen las diferencias entre contemplador y contemplado, la sabiduría desembocará necesariamente en unidad de conciencia. Sabiéndolo, entendemos lo que Krishna (el Ser) dice a los justos:
"Todos ellos son nobles, pero el que ha descubierto la Verdad es el mismo Ser. No lo considero diferente de mi Ser, ya que con mente firme está establecido en el camino que a mí conduce la más elevada meta humana". (B.G. VII, 18)
En el camino de la sabiduría no hay reglas que cumplir, no hay disciplinas necesarias. Todas las cosas, nacidas de la mente contingente y condicionada son, a su vez, contingentes y condicionadas. ¿Qué guía encontraremos entre lo que aparece a través del mecanicismo mental? La comprensión de la verdad es la única guía.
Al faltar la sabiduría, tradicionalmente, ha sido sustituida por prácticas devocionales. Es cierto lo que dice Sánkara al comentar a Krishna en este punto:
"Aunque las prácticas religiosas se hagan por ambición, la fe que se expresa en la adoración de una forma particular de lo divino, según su inclinación, yo se la infundo".
(Sánkara, comentarios B.G. VII, 20)
En efecto, se trata de actos que buscan un resultado y se dirigen a un dios personificado para conseguir de él algún favor, tal como se haría ante una persona con poder social. Sin embargo, tienen la cualidad de aceptar algo, lo sagrado, por encima de las experiencias físicas, y la de poner en ello los modelos de valores morales que intuyen. Cuanto menos sabiduría tenga el adorador, más se limitará su oración a una petición de lo que cree le falta en su visión limitada.
Pero al elevar la mente y corazón a lo desconocido, intuido como sagrado, la sabiduría aumentará y las necesidades personales irán dejando espacio a una presencia interior envuelta en plenitud. Sin deseos, la oración se irá transformando en contemplación.
Por eso, es necesario comprender que, cualquiera que sea la forma de adoración a lo sagrado, lo que cuenta no es la diferente característica formal, sino lo esencial del acto: la serenidad y la fe del adorador.
Antes de descubrir la realidad al contemplar, antes de deshacer el error de dualidad, el apego y el rechazo a las formas impide vivir en la verdad no dual, atemporal, y toda clase de conflictos y sufrimientos se originan ahí. Nadie conoce el Ser, se lamenta Krishna, nadie vive en lo eterno, sin origen ni fin, por lo que muchos se aferran a ideas y conceptos de lo Real. Se representa la Realidad con características irreales, humanas, temporales, limitadas, según la limitación de la mente pensante.
Sabiduría y comprensión se entrelazan como inspiración y serena evidencia al contemplar. Y a partir de esa entrada en el camino traslógico, ilimitado y atemporal la sabiduría trasciende el conocer.
Extracto del libro "Sabiduría en la acción" - Investigaciones sobre la Bhagavad Gita y la conducta auténtica
Editorial Mandala
Más sobre Consuelo Martín:
http://www.sermasyo.es/articulos/autorrealizacion/consuelo-martin-el-silencio-la-no-dualidad/
http://universodelsynth.blogspot.com/2010/08/consuelo-martin-el-silencio-la-no.html
http://www.oshogulaab.com/ADVAITA/TEXTOS/Consuelo1.html
Investigar sobre la vida
Lo inmediato
¿Qué es investigar? No es retener información en la memoria y luego repetirla. Investigar es algo mucho más directo y espontáneo. Quizás, en la investigación misma, mientras observamos con sincera determinación, aprenderemos a investigar. Si estamos interesados en descubrir el valor profundo que tiene nuestra existencia, inquiriremos ahora mismo. Lo haremos siempre en presente, sin recopilación de material ideológico para recordar, sin conceptos aprendidos. Nuestras mentes tienen ya ideas, saben acerca de las cosas de la vida. Pero la investigación, si es auténtica, no tratará de lo conocido. El único objeto sobre el que se va a inquirir es nuestra propia conciencia. Y la conciencia es inteligencia pura, es viva y se expresa en movimiento constante. La conciencia es sólo lucidez. ¿De qué servirá entonces retener unas consignas y luego aplicarlas a las situaciones siempre distintas del vivir? La lucidez descubre y se descubre como lo nuevo. Investigar es simultáneo a descubrir y a vivir lo descubierto. Es una acción inmediata. No recopilaremos datos pasados para mejorar el futuro. ¿De qué servirá si la vida nace a cada respiración? Podrá abrirse un espacio por donde penetre la Luz. Y eso sólo se hará en el presente. Por eso la inmediatez del investigar es esencial.
No queremos aplicar aquí esas distinciones entre la teoría y la práctica. Investigar no es algo teórico o práctico. No son conocimientos separados del vivir, que es lo que entendemos por teoría y que aplicamos a la existencia empírica o práctica. Es una vivencia en la que la conciencia se hace conocimiento de sí. Es una irrupción de lucidez. Eso es investigar. Y si lo hacemos así, no encontramos algo en particular, sino lo que la vida es y en ese descubrimiento nos descubriremos. Lo que el vivir es y lo que somos se dan simultáneos en el concienciar. Una llamada a la lucidez, un preparar el espacio mental para que en el silencio de las preocupaciones por lo pensado, tomemos conciencia de lo que es.

Extracto del libro "Vivir por Inspiración"
Un camino trazado sobre la libertad atemporal
Editorial Dilema
Sobre Consuelo Martín...
Conocí a consuelo Martín a finales del 2010, en la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal, en Kay Zen La Colina, donde estuvo dándonos una conferencia sobre el Vedanta Advaita y la práctica del Silencio a principios del segundo curso avanzado de Terapia Transpersonal.
Me sentí emocionada por la calidad de su presencia, por sus palabras... Todo en ella emana sabiduría auténtica, la que nace de la Esencia, no el conocimiento adquirido a través del estudio, sino la expresión misma de la sabiduría que llega a través de la contemplación; la sabiduría que transforma dos en uno; la que hace que desaparezcan las fronteras, las limitaciones, los engaños.
Ante ella, todos quedamos sumidos en un estado silencioso y contemplativo, recortándonos del universo, sin espacio ni tiempo, extasiados ante "lo que ES", lo que el Tao llama "lo innombrable", que asoma en ocasiones cuando tenemos destellos de despertar: ante una puesta de sol, la mirada de un anciano sabio, la mirada de un niño, ante un paisaje inspirador, o ante sabias palabras surgidas de la Inteligencia Divina...
A continuación os comparto algunos de los apuntes que tomé aquel día:
Nos habló de cómo conectar con la Inteligencia que somos, de como mantener una mente despierta, contemplativa, a través del silencio creativo y transformador. El silencio es revolucionario. Vivimos en una sociedad ruidosa. Todos hablamos "en automático", hablamos mucho y sin conciencia. Hablamos y hablamos: juzgamos, criticamos, nos hacemos dueños de creencias, de ideas con las que nos identificamos...
¿Cómo despertar a la realidad? ¿Cómo detener ese desenfreno de ideas, conceptos, creencias, prejuicios, juicios, pensamientos...que nos apartan de nuestro Ser real?
Se trataría de detenernos y darnos cuenta de lo que está sucediendo, de cómo nuestra mente se dispara de un lado a otro y nos arrastra en un vaivén inacabable que convierte nuestra vida en algo carente de sentido auténtico. Darnos cuenta... Comenzar a prestar Atención.
El silencio es el vacío del que hablan los budistas. En el vacío y en el silencio de las apariencias se manifiesta la Realidad.
El pensamiento es dualista. No hay opiniones verdaderas o falsas. Las opiniones son todas falsas. La Verdad no es una opinión. Cuando manejamos opiniones estamos entre lo falso. La Verdad es un estado de la conciencia lúcida. Es un estado del SER.
La Verdad no es lo que se experimenta con los sentidos. Es mucho más que eso. Se puede comprender directamente. La Inteligencia, en su estado verdadero de lucidez, en toda su pureza, tiene una capacidad contemplativa. Contemplar es hacer de dos, Uno. No hay dualidad, sólo contemplación. Contemplando la Verdad, soy la Verdad.
Hemos de estar alerta a las modas. No aceptarlas, porque son el obstáculo más fuerte con que vamos a encontrarnos.
No intentar resolver nada desde el mismo nivel en la que se está creando el conflicto. Hemos de conectar con el silencio. Destapemos con el silencio esos muros ilusorios que hemos puesto para no dejar pasar la luz. Tenemos el hábito de solucionarlo todo pensando, recordando,... El caos del pensamiento tiene que cesar si quiero descubrir lo que la realidad es.
Es difícil, pero puede ser fácil si el fuego interior, el Amor a la Verdad es intenso. Si el Amor a la Verdad no es tan fuerte como para romper el muro ilusorio, utilizaré mi capacidad de observación y me desengañaré observando. Entonces sucederá que aparecerán momentos silenciosos en nuestra consciencia. Lo primero que aparece es una gran Paz, Armonía, Alegría vital y emocional. Además, aparecerá Lucidez.Será una luz para mí mismo. No tendré que buscar luces artificiales que me iluminen la vida. Esa capacidad está envuelta en una gran serenidad.
La Serenidad es Libertad.
Descubro que el silencio va penetrando a nivel mental por la Serenidad con que afronto la vida. Si no hay serenidad, no hay posibilidad de lucidez.
Esa serenidad es lo que produce el desapego, y el desapego conduce a la libertad.
La Libertad es Desapego y Serenidad.
La Libertad es mi verdadera naturaleza.
Silencio: de las sensaciones, de las emociones, de los pensamientos... El silencio de las sensaciones y el emocional no implica el silencio mental.
Hay una escala en la que lo de arriba incluye lo de abajo, pero no al revés. Los niveles inferiores no incluyen a los superiores.
La Realidad es Una, perfectamente inteligente.
La Armonía es inteligente. No es un caos.
La Unidad es inteligente. La Armonía es perfección.
Cada nivel ha de ser integrado en el lugar que le corresponde. Con la luz se va incluyendo lo demás. Si me limito, me encierro. Encerrarse es esclavizarse, privarse de la libertad.
La expansión de conciencia comienza en el silencio. El silencio viene de la comprensión.
En la Verdad siempre se hacen círculos: necesito el silencio para comprender. Necesito la comprensión para estar en silencio.
Por eso necesito investigar con gran autenticidad. Necesito investigar y contemplar; necesito descubrir la Verdad, amarla y contemplarla.
La liberación es salvar mi verdadera identidad: aquella luz con la que todo ser humano viene a este mundo; salvarla de las contingencias y de las apariencias.
Si no sabemos cuál es nuestra identidad profunda ¿Cómo la vamos a salvar? Tengo que desplegar una gran autenticidad. Poco a poco el silencio de la mente pensante se irá instalando...
Se es libre cuando se contempla la Verdad.El Silencio del pensamiento es la entrada.
La plenitud del Ser está en esa aparente "nada". Sentir en el Silencio la presencia de lo sagrado, de lo divino. Siente esa presencia en el Silencio y serás más tú mismo/a, más creativo/a. No recoger lo de fuera, sino expresarte desde tu SER.
Quedarse en la belleza de las formas es un apego que quita la libertad.
En la medida en que vayas descubriendo el silencio en momentos favorables, este silencio también te acompañará en momentos difíciles.
La clave está en el silencio + quitar realidad a las apariencias, es decir, silencio + investigación.
Aprender a desidentificarse del cuerpo, de los sentidos, de los pensamientos.
Lo auténtico nunca se pierde. Lo que se pierde es lo falso. El que tiene miedo es el "falso yo". El verdadero Ser no tiene miedo. En el descubrimiento de lo verdadero se debilita lo falso. En lo falso está el miedo.
El pensamiento tiene la realidad que tú le des. Si se la has dado tú, tú mismo se la puedes quitar. ¿Cómo se le puede quitar realidad al pensamiento?... Tomando conciencia. Soltando. Hay que quitarlo de verdad observando, mirando. Hay que investigar y contemplar.
El cuerpo es una zona muy limitada de la conciencia. Nos hemos identificado con el cuerpo y nos consideramos entidades independientes. Pero el cuerpo es una pequeña vibración en la conciencia, muy limitada. Es un instrumento de aprendizaje. Si lo vemos como un instrumento, nos liberamos. Poco a poco lo de abajo se va poniendo al servicio de lo de arriba.
Todo lo que nos sucede es para aprender. Cuanto más aprendemos, más capacidad para aprender tendremos.
Todas las cosas que nos suceden, de la índole que sean, han de ser para recordar lo que somos.
Desde el Ser, el plan ya está establecido. Parece que esta vida, este tinglado, no tiene sentido, pero sí lo tiene - aunque se nos escapa.
Es más que una causa. No está en el nivel racional, sino más allá.
Cuando se va más allá del espacio-tiempo, se va más allá de la causalidad.
Hay que aprender a aceptar inteligentemente. Sólo aceptas cuando comprendes. La conciencia se amplía y va acogiendo más cosas.
Desde el punto de vista metafísico, el engaño servirá para aprender y darse cuenta. Por lo tanto el des-engaño, podrá conducirnos hacia el despertar.